La esofagitis eosinofílica es una enfermedad crónica de origen inmunológico que se produce cuando se inflama la mucosa esofágica debido a la acción de algunos alimentos o de factores ambientales. Como consecuencia de esta inflamación, aparece una dificultad para tragar que afecta de manera significativa a la calidad de vida.
Las personas que sufren esofagitis eosinofílica deben adaptarse a cambios en la alimentación, seguir los controles médicos frecuentes y tratamiento específico.
La esofagitis eosinofílica es una enfermedad inflamatoria del esófago que se caracteriza por la concentración elevada de eosinófilos, unas células del sistema inmunitario. Eso hace que el esófago se inflame y que cueste más que pase la comida y los líquidos.
Esa inflamación del esófago puede deberse a mecanismos de sensibilización alimentaria mediados por inmunoglobulina E (IgE). En la mayoría de las personas con esofagitis eosinofílica, la inflamación esofágica se origina por alimentos, como la leche de vaca, el gluten y el huevo.
Se trata de una enfermedad relativamente nueva, ya que los primeros casos se detectaron en los años noventa y desde entonces ha aumentado su prevalencia, afectando al menos a una persona por cada 2.000 en Europa y Estados Unidos.
Cuando se describió hace unos 30 años se catalogó como una enfermedad rara, pero en la actualidad es la principal causa de disfagia e impactación de alimentos en niños y en adultos jóvenes.
Según los datos de la Asociación Española de Esofagitis Eosinofílica, en España esta enfermedad ha pasado de una prevalencia de 34,4/100.000 habitantes en los últimos 10 años a más de 100/100.000. Uno de los problemas más importantes es el retraso en el diagnóstico, que en niños se sitúa en una media de unos 2,5 años, mientras que en los adultos esa cifra aumenta hasta una media de 7 años.
La esofagitis eosinofílica es más habitual en hombres que en mujeres y puede aparecer en cualquier edad.
La causa principal de la esofagitis eosinofílica es una reacción del sistema inmunitario frente a algún alimento, alergeno o factor medioambiental que pasa por el esófago. Como consecuencia de esa reacción, se produce una acumulación de eosinófilos en el esófago, de ahí el nombre de la enfermedad.
Las personas con antecedentes de asma, alergias o eccema tienen mayor riesgo de desarrollar esofagitis eosinofílica.
Los síntomas de la esofagitis eosinofílica pueden variar según el momento en que se desarrolle la enfermedad. Los bebés y los niños pequeños presentan los siguientes síntomas:
Los jóvenes y adultos con esofagitis eosinofílica pueden presentar estos síntomas:
Algunos pacientes también pueden tener dolor de estómago, retención de comida en el esófago, náuseas, vómitos y regurgitación.
Los síntomas de la esofagitis eosinofílica pueden parecerse a los síntomas de otros trastornos esofágicos frecuentes, como es el reflujo gastroesofágico. Sin embargo, existen otros síntomas diferenciados, entre los que están los siguientes:
Para el diagnóstico de la esofagitis eosinofílica el médico puede realizar varias pruebas:
El tratamiento de la esofagitis eosinofílica consiste principalmente en una dieta de eliminación; es decir, se retiran los alimentos que pueden favorecer su aparición. Entre los alimentos prohibidos para algunas personas con esofagitis eosinofílica están:
También se puede tratar, siempre y cuando lo recete el especialista, con inhibidores de la bomba de protones, corticoides deglutidos y medicamentos biológicos, como dupilumab.
Si se produce un estrechamiento importante del esófago, se puede hacer una dilatación esofágica.
La esofagitis eosinofílica no es una enfermedad grave, aunque afecta considerablemente a la calidad de vida de quien la padece. Por eso, es importante seguir los controles médicos y las pautas de tratamiento prescritas. También se recomienda seguir una dieta para la esofagitis eosinofílica adaptada a las características del paciente, evitando siempre los alimentos que puedan causarla.
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