- En España, un 11% de la población padece dolor crónico y según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), más de 3 millones de personas en España padecen dolor neuropático y un 77% lo padece de forma crónica.
- El 85% de los pacientes con dolor neuropático presentan un deterioro significativo en su calidad de vida.
El dolor neuropático es el dolor que se origina como consecuencia directa de una lesión o enfermedad que afecta al sistema somatosensorial. Se trata de uno de los tipos de dolor más complejos y puede llegar a ser persistente.
Ciertas enfermedades neurológicas, infecciones, traumatismos, diabetes y cáncer suelen ser las principales causas de la aparición del dolor neuropático. Aunque también puede surgir como una consecuencia post-operatoria.
Independientemente de las causas que originan dolor neuropático, las características del dolor son similares en casi todos los pacientes, con síntomas dolorosos parecidos a una corriente eléctrica o quemazón o pinchazos ante estímulos comunes. Algunas personas también pueden sentir hormigueo, sensación de agujetas o de miembro dormido.
El dolor neuropático destaca también por su intensidad y la capacidad de alterar de forma importante la calidad de vida del paciente, por lo que representa un problema sociosanitario de gran envergadura.
A esto se le suman problemas asociados al dolor neuropático, como alteraciones del sueño, cansancio o pérdida de concentración, y puede afectar considerablemente al estado de ánimo, la personalidad y las relaciones familiares y sociales del paciente.
Una vez diagnosticado, al tratarse de un dolor con un origen tan complejo, los médicos suelen probar diversas combinaciones de fármacos y tratamientos hasta dar con una solución adaptada a cada caso particular. Normalmente, los analgésicos habituales son ineficaces. Al tratarse de una lesión nerviosa, se requieren fármacos con una actividad más centrada en este tipo de tejido.
Por otro lado, mantener unos hábitos de vida saludables, como una buena alimentación, ejercicio físico suave, técnicas de relajación, el yoga y la psicoterapia, siempre en combinación con el tratamiento médico, suelen ser muy útiles para los pacientes con dolor neuropático.
Llevar un control médico periódico y un estilo de vida saludable es vital para su prevención. Esto incluye limitar el consumo de alcohol y tabaco.
Es importante mantener un peso saludable que ayude a disminuir el riesgo de sufrir diabetes, una enfermedad degenerativa de las articulaciones o un accidente cerebrovascular. Por ello, una buena alimentación y un ejercicio físico regular pueden ser muy útiles para prevenir su aparición.
También es importante mantener una postura adecuada, sobre todo en el trabajo, para disminuir el riesgo de padecer una lesión y provocar un posible dolor neuropático.
La comunidad científica confía en que, gracias a los avances en la evaluación y comprensión del dolor neuropático, surjan nuevas perspectivas que permitan el desarrollo de nuevos fármacos y un abordaje terapéutico más personalizado para este dolor.
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