Durante el embarazo se producen distintos tipos de contracciones de parto y no todas son indicativas de que se está iniciando. De hecho, una contracción es, como su propio nombre indica, una contracción muscular, en este caso del útero, en el que se produce una contracción y una relajación muscular para que se vaya acomodando el feto.
Una de las características de las contracciones del útero es que son involuntarias, por eso no se pueden controlar. Pero si estás preparada para reconocerlas y saber cómo se sienten, las llevarás mucho mejor. En esto te pueden ayudar mucho las clases de preparación al parto. Además, no te pierdas nuestra sección dedicada al cuidado en la maternidad, embarazo y posparto, donde encontrarás información útil en cada una de estas etapas y podrás resolver dudas como ejercicio físico durante el embarazo, cuánto dura el sangrado posparto o cómo debe ser el cuidado íntimo en el embarazo y posparto.
Las contracciones del útero son características del embarazo y se pueden producir durante toda la gestación. Pero son diferentes y van variando según pasa el tiempo. A partir de qué mes comienzan depende de cada mujer, aunque en las primeras 30 semanas las más características son dos:
Pero ¿cómo empiezan las contracciones de parto? Generalmente, las primeras contracciones de parto aparecen con una frecuencia de aproximadamente tres en un lapso de diez minutos. Se sienten como una fuerte tensión en el abdomen, acompañadas de dolor en la zona baja del vientre, que en ocasiones se extiende hacia la parte lumbar. A diferencia de las contracciones de Braxton Hicks, que son irregulares y menos intensas, estas aumentan en fuerza y duración con el paso del tiempo. Su persistencia durante horas indica que el proceso de parto ha comenzado. Si tienes dudas sobre la intensidad, los monitores de contracciones pueden ayudar a medir su frecuencia y fuerza.
Como hemos comentado, las contracciones irregulares pueden aparecer antes de la semana 30 de gestación y prolongarse hasta que ya aparecen las propias del parto.
En muchos casos, pueden durar días o incluso semanas sin que esto signifique que el trabajo de parto haya comenzado. Esto ocurre especialmente en los pródromos del parto, una fase en la que el cuerpo se prepara para el nacimiento. Durante este periodo, las contracciones son irregulares en su intervalo e intensidad y ayudan a modificar el cuello uterino. Aunque pueden resultar molestas y prolongarse, no siempre indican el inicio del parto inmediato.
Es recomendable acudir al médico si las contracciones se intensifican repentinamente, se vuelven regulares (cada 5 minutos o menos durante una hora), aparecen antes de la semana 37 con otros síntomas preocupantes o no ceden con descanso.
Una de las principales características de las contracciones de parto es que son rítmicas, es decir, que se producen con una cadencia de tiempo, normalmente de unas 3 contracciones cada 10 minutos. Además de regulares y rítmicas, las contracciones de parto son dolorosas. Ese dolor se debe a que se va dilatando el cuello del útero para preparar el parto. Por eso, el dolor irá en aumento según se vaya dilatando y se llegue a la fase de expulsión.
Las contracciones de parto siguen produciéndose incluso cuando caminas o cambias de posición, cosa que no ocurre con las contracciones de Braxton Hicks.
El dolor que sientes también te puede ayudar a reconocer que estás de parto. En las contracciones de parto, en líneas generales, el dolor comienza en la espalda y se va trasladando hacia el abdomen.
Para facilitar la identificación de los distintos tipos de contracciones durante el embarazo, a continuación te presentamos una tabla de contracciones de parto. Esta comparación te ayudará a comprender cómo diferenciar contracciones de Braxton Hicks de las de parto, observando sus características clave como la intensidad, la duración o la respuesta al movimiento.
Esta información puede ser especialmente útil en las últimas semanas de gestación, cuando las dudas sobre cómo son las contracciones de parto son más frecuentes.
A medida que avanzan las semanas de gestación, es normal notar diferentes tipos de contracciones de parto. Algunas, como las contracciones de Braxton Hicks, son indoloras y preparan al cuerpo para el momento del nacimiento. Sin embargo, cuando las contracciones de parto se vuelven más regulares y dolorosas, es importante saber cuándo ir a los monitores de contracciones para valorar su intensidad.
La intensidad de las contracciones de parto se mide en milímetros de mercurio (mmHg), indicando la presión dentro del útero en cada contracción:
El uso de monitores de contracciones permite registrar la actividad uterina y el bienestar fetal. Se colocan dos sensores sobre el abdomen de la madre, transmitiendo la información a una máquina que registra el latido cardiaco fetal y las contracciones en una banda de papel. La prueba suele durar mínimo 30 minutos, pero puede extenderse si el bebé está dormido o si se pierde el foco del latido.
Es fundamental saber cuándo ir a monitores durante el embarazo y el parto:
Durante el embarazo, en estas dos situaciones:
Durante el parto, para monitorizar el bienestar fetal y la actividad uterina.
Medir las contracciones de parto es sencillo. Debes anotar cuándo empieza la contracción, cuándo termina y medir el tiempo que transcurre. También debes registrar el tiempo que separa una contracción de otra. De esta manera, podrás saber si se trata de un patrón regular que se va repitiendo y si cada vez son menos espaciadas en el tiempo. En ese caso, debes ir pensando en acudir al hospital. Recuerda que hay diversas aplicaciones para móviles que te pueden ayudar a medir las contracciones.
El alivio del dolor durante el parto puede planificarse con antelación y adaptarse según la evolución del trabajo de parto, recurriendo a distintas opciones analgésicas, como la anestesia epidural. También puedes recurrir a alguna de estas técnicas para aliviar las contracciones de parto:
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