Tos y mocos: ¿cuándo hay que preocuparse?

La tos es un mecanismo de defensa y protección del organismo cuyo objetivo es expulsar de las vías respiratorias secreciones o cuerpos extraños. De esta manera, la vía aérea se mantiene limpia y abierta. Los catarros de las vías respiratorias superiores suelen ser la causa más frecuente de tos aguda, obstrucción nasal y aumento de la mucosidad, y en la mayoría de los casos se resuelven sin necesidad de tratamiento en unas pocas semanas. 

Se pueden identificar distintos tipos de tos: 

• Tos seca o improductiva. Está causada por la inflamación de las vías respiratorias y no mueve secreciones. Suele ser habitual al inicio de los resfriados. Dentro de la tos seca se incluyen la tos nerviosa, que es un acto autoprovocado y no se debe a una enfermedad respiratoria, y la tos ronca o perruna, que es característica de la laringitis y suele ir acompañada de ronquera y afonía.
   
• Tos blanda o productiva. Es una tos que mueve secreciones y facilita su eliminación, de manera que se terminan vomitando o digiriendo. No suele causar dificultades respiratorias y se resuelve en pocas semanas.

¿Cómo curar la tos y los mocos?

La tos y los mocos en los más pequeños suelen ser un motivo frecuente de preocupación para los padres. Habitualmente, los catarros que los provocan se suelen resolver sin necesidad de medicación en una o dos semanas durante las cuales es posible que el niño se sienta más cansado y deba disminuir su actividad. Cuando persisten los síntomas, es importante consultar con el médico para determinar otras posibles causas, como por ejemplo el asma, que además de causar tos, suele ir acompañada de otros síntomas, como cansancio y pitidos al respirar. 

El beneficio de los medicamentos para curar la tos y los mocos en los niños no está claro. Sin embargo, se considera que su uso supone un riesgo real de efectos adversos para este grupo de población, tal y como explica la Asociación Española de Pediatría (AEP). La Agencia Americana del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés), recomienda no utilizar medicamentos para el catarro en los más pequeños, mientras que en España la mayoría de los medicamentos anticatarrales no están indicados en menores de 2 años. 

¿Qué tratamiento para tos y mocos se pueden utilizar en los niños?

En los menores de 2 años no suele ser necesario el tratamiento de tos y mocos salvo que aparezcan otros síntomas como fiebre, para la que se pueden usar antitérmicos, o taponamiento de la nariz, para lo que son recomendables los lavados con suero fisiológico. Asimismo, hay que mantener al niño hidratado, evitar la exposición al humo del tabaco y no se deben utilizar antibióticos para curar el catarro.

En los mayores de 2 años se deben seguir estas mismas recomendaciones, y si bien se pueden utilizar algunos medicamentos para aliviar la tos y los mocos, hay que tener en cuenta que no curan ni disminuyen la duración del resfriado. La tos aguda no se debe tratar con calmantes de la tos, mucolíticos, expectorantes, antihistamínicos o descongestivos nasales, especialmente en menores de 6 años, ya que los riesgos superan los posibles beneficios. 

En todo caso, es importante consultar con el médico o el farmacéutico el uso de cualquier medicamento, conocer la composición del producto y los posibles efectos secundarios. 

Asimismo, la AEP recomienda evitar combinar el uso de dos o más preparados anticatarrales, seguir las dosis recomendadas, utilizar medicamentos que tienen tapón de seguridad y las cucharas que traen para la administración del producto, y no usarlos como sedantes o para ayudar a dormir a los niños. 

Conviene consultar con el pediatra cuando la tos dificulta la respiración, se prolonga más de 3 semanas y además presenta fiebre.

¿Cuándo consultar al pediatra por tos?

Es recomendable acudir al pediatra en los siguientes casos:

• Tos con dificultad para respirar.
   
• Estridor inspiratorio (al inspirar), especialmente si hay fatiga o cuando aparezca en el bebé.
   
• Cuando se sospeche que el bebé o el niño ha aspirado un cuerpo extraño.
   
• Tos persistente con duración superior a 3 semanas.
   
• Tos y fiebre prolongada.
   
• Tos en accesos, que se caracteriza por sacudidas espiratorias con inspiraciones intensas, que pueden ser ruidosas y sibilantes, con cambios de color en los labios o el rostro, que se puede volver azulado.