La torrija más saludable

Dificultad: media

Duración: 40 minutos

Valor energético: 340 kcal/ración (2 torrijas)

Cantidad: 4 raciones (8 torrijas)

Alérgenos: lácteos, huevos y gluten

Las torrijas son un postre típico de Semana Santa en España, que se elabora tradicionalmente con pan blanco y se endulza con azúcar. Sin embargo, cada vez son más las personas que buscan alternativas para dietas concretas, por lo que existen numerosas recetas para celíacos, intolerantes a la lactosa y veganos; y también recetas bajas en calorías, FODMAP (dieta baja en carbohidratos fermentables), etcétera. La receta de torrija que te traemos hoy se centra en reducir al máximo los ingredientes refinados, ya sea en la elección de harinas o en la de endulzante.

Cuando hablamos de harinas sin refinar nos referimos a harinas formadas por todo el grano triturado (salvado, germen y endospermo), en contraposición a las refinadas, que solo utilizan el endospermo, lo que reduce su interés nutricional. Encontramos en el mercado harinas de trigo integral, de espelta, de trigo sarraceno… que aportan, además de un color más oscuro, un mayor contenido en proteína, fibra, vitaminas y minerales, y contienen un menor índice glucémico que las harinas refinadas. Nosotros hemos utilizado una barra de pan de trigo integral 100%, pero puedes sustituirla por otras mezclas de harinas y otras tipologías de pan, como pan de molde, brioche… Solo tendrás que modificar el tiempo de remojo del pan en la leche, hasta conseguir que esté reblandecido, pero sin que se desmorone al cogerlo.

Además, esta receta no utiliza endulzantes refinados, sino que utiliza dátiles para dar ese toque dulce imprescindible en este plato. Otras alternativas no refinadas son la miel (60 gramos para esta receta), el plátano (1 unidad) o las ciruelas pasas (5 unidades). Al no contener azúcares refinados, puede ser una alternativa más adecuada para personas que deben controlar su consumo de azúcar. Ojo, elige solo una de las opciones de endulzante alternativo que te proponemos. 

Sin embargo, no debemos olvidar que, aunque juguemos con los ingredientes para crear alternativas que nos aporten algo distinto o interesante desde el punto de vista nutricional, el resultado final no deja de ser un plato con azúcares añadidos y de recomendado consumo ocasional.

Eso sí, en aquellas ocasiones en que decidas darte el gusto, puedes probar a variar para ampliar tus opciones, pero no lo hagas por censurarte: no perdamos de vista que la alimentación es mucho más que salud, el componente cultural es fundamental, y los dulces tradicionales son un legado que merece ser honrado; la torrija más “healthy” es la que se disfruta. Con moderación, pero sin culpa.