Alerta en verano: no descuides tu hidratación

Alerta en verano: no descuides tu hidratación
Redacción Welnia
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Welnia

ago 6, 2021
Seguro que sabes que una hidratación adecuada es necesaria para la salud en general y que en verano, mantenerse bien hidratado es todavía más importante. No esperes a que tu cuerpo active la alarma de la deshidratación y sigue los consejos que te contamos a continuación.

Beber agua en cantidades suficientes nos ayuda a evitar cualquier estado de deshidratación. Cuando estamos deshidratados, podemos ver disminuida nuestra capacidad intelectual, la concentración, el rendimiento físico y la memoria. También podemos sufrir dolores de cabeza y un mayor cansancio. Además, con la deshidratación aumenta el esfuerzo cardiovascular y si es severa, puede costar la hospitalización. Según datos de diferentes estudios de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) gran parte de la población europea bebe menos agua de la cantidad recomendada.

En las épocas calurosas es necesario, más que nunca, que extrememos las precauciones para no sufrir una deshidratación. Debemos concienciarnos de lo esencial que es hidratarnos correctamente y debemos estar más alerta que nunca para no sufrir un golpe de calor. 

Una buena hidratación está en tus manos.

Las necesidades de agua varían para cada persona en función de: 

  • Actividad física
  • Alimentación
  • Condiciones ambientales (calor y humedad)
  • Consumo de alcohol
  • Problemas de salud
  • Edad: disminución de la percepción de sed, función digestiva y función renal 
  • Medicamentos (por ejemplo, diuréticos o laxantes) 

Pautas para hidratarse durante el verano:

  • No esperes a tener sed para beber agua. La sed puede ser un síntoma de que empezamos a estar deshidratados.
  • Consume entre 2 y 2,5 litros de líquidos diarios, a través de bebidas y alimentos (caldos, sopas, frutas y verduras) a lo largo de todo el día. 
  • Bebe agua antes, durante y después de realizar cualquier actividad física o deporte. Las bebidas con sales minerales, en concreto sodio, y con azúcares de absorción rápida, pueden facilitar una mejor rehidratación. 
  • Presta atención especial a las situaciones que puedan favorecer la deshidratación: calor y sequedad ambiental elevados, fiebre, diarrea, vómitos, etc. 
  • Antes de salir de casa, conviene beber agua, así como llevar una botella de agua siempre encima, para poder hidratarnos en cualquier momento y lugar.
  • Reconoce los síntomas de la deshidratación: sed, sequedad de mucosas y piel, disminución de la cantidad de orina y, en casos más graves, pérdida brusca de peso, orina oscura y concentrada, somnolencia, cefalea y fatiga extrema.
  • Los niños y ancianos son grupos de riesgo expuestos a la deshidratación, puesto que no siempre saben avisarnos de que tienen sed. Para evitarlo, debes ofrecerles agua a menudo. En este sentido, es muy importante instaurar unos buenos hábitos de hidratación durante las primeras etapas de la vida. 
  • Sigue una dieta variada y equilibrada: rica en frutas y en verduras frescas. 
  • Durante el embarazo, aumenta la ingesta en unos 300 ml/día. Beber agua en pequeños intervalos a lo largo del día ayuda a reducir la acidez. 
  • Durante el periodo de lactancia, aumenta la ingesta en unos 700 ml/día. 
  • Limita el consumo de bebidas alcohólicas, ya que tienen efecto diurético y pueden empeorar situaciones de deshidratación. 
  • Presta atención a los medicamentos. La utilización de ciertos medicamentos, como diuréticos, puede afectar a tu nivel de hidratación, aumentando el riesgo de deshidratación y agotamiento por calor. Consulta con tu farmacéutico si algún medicamento que tomes habitualmente puede modificar tu estado de hidratación.

Por último, recuerda: hidratación, hidratación, hidratación