Suscríbete a nuestra newsletter y es tuyo. Recibirás tu cupón en el mail de confirmación ¡y
mucho más! Ofertas, recomendaciones, contenidos de salud...
Gracias por suscribirte.
Te enviaremos tu código en el mail de confirmación.
¡Solo por tiempo limitado! -15% de descuento en compras +79€
-10% de descuento en compras +69€ en TODA la web
¡Solo por tiempo limitado! -15% de descuento en compras +79€
¿Por qué es recomendable usar ‘pinkies’ en el paso al calzado de verano?
¿Por qué es recomendable usar ‘pinkies’ en el paso al calzado de verano?
Redacción Welnia
Welnia
jun 17, 2022
Rozaduras, ampollas, exceso de sudor, sequedad y grietas… Los pies también necesitan acostumbrarse al calor y estos son los consejos que pueden ayudarte a cuidarlos.
La transición del calzado de invierno al de primavera y verano suele afectar a los pies hasta que se adaptan al cambio. Además, con el calor, los pies se hinchan y aumenta la sudoración. Por ello, el paso directo de un calzado muy cerrado a las sandalias puede incrementar la posibilidad de sufrir lesiones como estas: ampollas, rozaduras, exceso de sudoración, sequedad y grietas, infecciones de la piel por hongos, o fascitis plantar.
Para evitar rozaduras y exceso de sudoración es recomendable, si el calzado lo permite, el uso de calcetines tipo pinkies, preferiblemente de algodón. Los pinkies son calcetines que cubren solamente la planta, el talón y los dedos del pie. Por eso, también se denominan “calcetines invisibles”. En cuanto al tejido, si no son de algodón 100 %, deben ser de mezcla de algodón con fibras técnicas, como el polipropileno u otros antibacterianos, que además de absorber la sudoración favorecen su transpiración y expulsión del sudor.
En el caso de llevar calzado completamente abierto sin calcetines y sufrir la fricción del zapato en cuestión, pueden colocarse apósitos o tiritas para evitar o mitigar las rozaduras y las ampollas.
Consejos para no sufrir con las sandalias
Para cuidar los pies y protegerlos del cambio de calzado de invierno a verano se pueden seguir las siguientes recomendaciones:
Elegir un calzado fabricado con materiales naturales y flexibles.
Cuando se estrena calzado, no se deben hacer caminatas. Este consejo es aplicable todo el año, pero más importante todavía en esta época porque el pie va descubierto, sin calcetines que hagan de barrera para proteger la piel.
Si la suela del calzado de años anteriores está muy desgastada o deformada, hay que sustituirlo por otro. Ciertos desgastes podrían ser indicativos de una pisada o marcha inadecuadas.
Hay que evitar el uso de un calzado demasiado apretado, ya que, por la compresión nerviosa que genera, puede causar un adormecimiento de los dedos de los pies. Además, un zapato de talla muy justa o muy prieto no permite a la circulación venosa de retorno seguir su curso, provocando que se hinchen los pies. La tercera consecuencia son las patologías en las uñas de los pies por el contacto continuo con el zapato que da lugar a microtraumatismos de repetición en estas.
Las chanclas, un tipo de calzado muy utilizado en verano, están contraindicadas para caminar y correr. Al no contar con sujeción en el talón, los dedos hacen “garra” al andar para no perder la chancla y esto puede provocar fascitis plantar -inflamación de la fascia plantar que causa dolor en el talón-. Asimismo, la inestabilidad de las chanclas acarrea un mayor riesgo de lesiones como los esguinces. No obstante, las chanclas tienen su función: evitar contagios de papilomas o verrugas plantares y hongos en espacios públicos como piscinas, duchas y vestuarios.
La sequedad de la piel en el talón, llegando a producirse incluso grietas, es un problema habitual durante el verano. Estas grietas se producen por falta de hidratación. Para reparar la piel de esta zona se recomienda el uso de cremas hidratantes con al menos un 20 % de urea.