Exposoma: los 7 factores que influyen en el envejecimiento

El exposoma es el conjunto de factores ambientales y de exposición a los que estamos sometidos cada persona desde el momento que nacemos. Se trata de un término acuñado en el año 2005 por un epidemiólogo molecular, director de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer, llamado Christopher P. Wild. El exposoma de la piel no es más que el conjunto de factores externos y modificables que afectan al proceso de envejecimiento celular cutáneo, provocando oxidación celular. La Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV) ha estimado que un 25% de las enfermedades que afectan a la piel se deben al genotipo, mientras el 75% restante son causadas por el ambiente.

En cuanto al envejecimiento de la piel se refiere, se han definido 7 factores de exposoma externos y modificables. ¡Descubre cuáles son!

1. Radiación solar: considerado el principal exponente de envejecimiento por su capacidad directa de dañar la piel. La radiación solar incrementa los radicales libres, genera la activación de enzimas y también los procesos que inducen al fotoenvejecimiento: arrugas, elasticidad y manchas.

2. El tabaco: además de muchos peligros que conlleva para la salud en general, el tabaco provoca un aumento en el número de arrugas, una mayor propensión a las manchas, mayor laxitud de la piel y una peor cicatrización. Así pues, si te preocupa tu salud en general y la salud de tu piel, ya tienes otro motivo para intentar dejar el tabaco. Y ten en cuenta que los fumadores pasivos también sufren daños.

3. La contaminación: Quizá eres de los que piensan que la contaminación sólo afecta a la hora de entrar o no en el centro de las ciudades. No es así. Las partículas contaminantes y los gases procedentes de la combustión impactan en la piel y aceleran su envejecimiento. La piel se vuelve más vulnerable y la capacidad de retener el agua se reduce aumentando la deshidratación. No podemos evitar residir donde lo hacemos aunque por suerte existen en el mercado cosméticos destinados a proteger la piel, en la medida de lo posible, de los efectos adversos de la contaminación atmosférica.

4. El clima: la temperatura y la humedad afectan a nuestra piel. En los climas de mucho calor, la piel tiende a deshidratarse con facilidad, y una piel deshidratada es más fina y tiene menos protección frente a agresiones como pueden ser las partículas sólidas en suspensión de la contaminación o potenciales alérgenos.

Por otro lado, es importante tener en cuenta los cambios bruscos de temperatura al entrar o salir de lugares con fuerte aire acondicionado a un exterior muy cálido, ya que estos cambios afectan a las pieles reactivas.

5. El estrés: nuestro ritmo de vida y la sensación de estrés afecta a la integridad de la piel de forma directa. Además, el estrés crónico impacta negativamente en el envejecimiento de la piel a través del cortisol, una hormona que se produce en mayor cantidad en situaciones de tensión y estrés y que influye, entre otros, en la pérdida de elasticidad de la dermis, en la sequedad de la piel y en la aparición de arrugas.

6. La nutrición: la piel no escapa a la influencia de la alimentación. La dieta idónea para cuidarla es rica en frutas y verduras para asegurarnos un aporte óptimo de antioxidantes. Sin embargo, las personas que mantienen una dieta pobre en estos nutrientes o abusan del alcohol sufrirán con mayor severidad los signos de la edad.

7. Falta de sueño: las horas de sueño de calidad son importantes tanto para nuestro estado de ánimo como para nuestra piel. La falta de descanso nocturno confiere al rostro un aspecto apagado y cansado que se aprecia en la hinchazón de los párpados, las ojeras, las bolsas en la zona inferior de los ojos, etc.

Tal y como recomienda la AEDV, lo más lógico es controlar todos los aspectos que se encuentren dentro de nuestras posibilidades. Pero todo suma y también se necesita seguir una rutina de cuidado de la piel con los cosméticos adecuados.

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