EL TRUCO
Limpiar bien las pipas de restos de carne, lavar, secar y asar con un poco de sal al mismo tiempo que la calabaza, hasta que estén doradas y crujientes. Se pueden comer con piel y son perfectas para decorar el plato o para comer solas.
Dificultad: fácil
Duración: 60 minutos
Valor energético: 163 kcal/ración
Cantidad: 2 personas
Alérgenos: frutos secos
¡Estamos en otoño! Y en otoño se come calabaza, eso es así. Aunque hay variedades de este fruto que se dan todo el año, en esta estación hay más, mejores, más baratas y da más satisfacción comerlas.
La variedad más común en los comercios es la cacahuete, de piel color naranja pastel y forma de… tú lo has dicho, cacahuete. El interior es naranja vivo y no tiene muchas pepitas, por lo que nos deja mucha carne aprovechable; dulce, firme y deliciosa. Otra buena opción que podemos conseguir en esta época es la calabaza vasca, alargada y curva, con la piel verde o naranja y una carne de color naranja intenso, más húmeda que la de la variedad anterior y menos dulce.
La primera variedad es mejor para elaborar recetas de horno (calabaza asada, dulces…) y la vasca es más utilizada para guisar, cocer o freír. Hoy vamos a enseñarte cómo asarla para luego hacer una crema deliciosa.
Además de sus bondades culinarias, la calabaza también es rica en nutrientes, especialmente fibra y antioxidantes; es un alimento fácil de digerir y muy energético.
La crema de calabaza asada es más sabrosa que la de calabaza hervida, ya que este proceso hace que se caramelicen sus azúcares. La acompañaremos de una crema agria vegana hecha con anacardo, sencillísima y sensacionalísima, que con su toque ácido hace brillar aún más a la calabaza. Además, esta salsa de anacardo aporta proteína y grasas de las consideradas buenas (ácido oleico y linoleico) y va acompañada de levadura de cerveza, rica también en proteína y micronutrientes. En definitiva, aquí te dejamos un platazo.
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Para la crema de calabaza (para 2 personas):
Para la salsa de anacardo:
EL TRUCO
Limpiar bien las pipas de restos de carne, lavar, secar y asar con un poco de sal al mismo tiempo que la calabaza, hasta que estén doradas y crujientes. Se pueden comer con piel y son perfectas para decorar el plato o para comer solas.
Fuente:
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