¿Por qué aparece el mal de altura y cuáles son sus síntomas?

¿Por qué aparece el mal de altura y cuáles son sus síntomas?
Redacción Welnia
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Welnia

ago 22, 2022
Ascender a montañas con alturas superiores a los 2.000 metros puede ser peligroso. Te contamos en qué consiste el mal de altura y cómo prevenirlo.

Al año, más de 100 millones de personas visitan o recorren áreas de alta montaña por motivos profesionales, turísticos, deportivos o religiosos, alcanzando cotas geográficas elevadas mediante diferentes medios de transporte o realizando actividad física intensa, según un estudio elaborado en colaboración entre España y Perú y publicado en 2021 en la Revista Clínica Española.

Lo que muchos desconocen es que deportes de aventura como el ascenso a montañas pueden traer consigo riesgos para la salud, siendo uno de ellos el llamado “mal de altura”.

La enfermedad de las montañas, o mal de altura, se produce en personas que han ascendido a alturas superiores a 2.000 metros sin aclimatación previa entre 6 y 12 horas antes o incluso el día antes, o a otras alturas mayores si partían de altitudes superiores a aquella. Así lo recoge el Manual de Práctica Clínica en Cefaleas, publicado en 2020 por la Sociedad Española de Neurología (SEN). Según añade la Clínica Mayo, puede ocurrir cuando el cuerpo humano no se aclimata adecuadamente a los niveles bajos de oxígeno de las grandes elevaciones. 

Síntomas del mal de altura

Además de la cefalea, la SEN explica que se da el mal de altura cuando aparece, al menos uno de los siguientes síntomas:

  • Náuseas
  • Vómitos o anorexia
  • Debilidad generalizada
  • Mareo
  • Insomnio

El baremo utilizado en el Cuestionario de Mal de Altura del Lago Louise puntúa la gravedad de 0 a 15 puntos y establece el diagnóstico a partir de 3 puntos en personas con ascensos recientes y cefalea.

Como menciona el Hospital Clínic de Barcelona, en la mayoría de los casos, los síntomas son temporales y mejoran con la aclimatación, el descenso o el tratamiento médico.   

Posibles complicaciones

Tal y como recoge el Clínic, el mal de altura puede afectar a alrededor del 25 % de los viajeros que duermen a altitudes que oscilan entre los 2.000 y los 2.500 metros, y hasta al 70 % de viajeros que ascienden a más de 4.500 metros, de los cuales el 1 % puede presentar complicaciones graves en forma de edema pulmonar o cerebral.   

  • El edema pulmonar, explica la Clínica Mayo, está causado por el exceso de líquido presente en los pulmones y dificulta la respiración.
  • El edema cerebral, señala la Clínica Universidad de Navarra (CUN), provoca en el cerebro la compresión de estructuras nerviosas vitales, como el tronco del encéfalo.

Estas dos complicaciones pueden ser mortales si no reciben tratamiento, advierten desde las citadas clínicas.

Las personas en buena condición física también pueden sufrir mal de altura

Prevención

El Clínic recuerda que todo el mundo está en riesgo de tener mal de altura, independientemente del sexo o de la condición física en la que se encuentre, pero aquellas personas con problemas cardiacos y/o pulmonares podrían ser más susceptibles. Además, a mayor altitud el riesgo aumenta.   

Los viajeros pueden prevenir el mal de altura, según la SEN, haciendo períodos de aclimatación en los dos días previos al ascenso y, en alturas superiores a los 3.000 metros, programando ascensiones de 300 a 500 metros cada día, con un día de descanso cada tres o cuatro días. No obstante, hay que tener en cuenta que la aclimatación a alturas mayores de 5.500 metros durante largos períodos no es posible.

Para la prevención del mal de altura, la SEN afirma, en su Manual de Práctica Clínica en Cefaleas, que también son útiles la oxigenoterapia nocturna (administración, mediante gafas nasales, de una cantidad de oxígeno menor de 2 litros por minuto), así como el fármaco acetazolamida a dosis de 125 miligramos cada 12 horas durante dos días si la altitud se mantiene, o de forma continuada si se prosigue con el ascenso.

La acetazolamida es un medicamento que inhibe la anhidrasa carbónica, enzima que en el organismo (corazón, riñón, pulmón, cerebro, vasos capilares, etc.) desempeña el papel de mantener el equilibrio iónico entre agua y sales.

En caso de que la persona presente intolerancia a acetazolamida, se aconseja el uso del fármaco dexametasona (8 miligramos cada 24 horas repartidos en dos o cuatro tomas) o el medicamento budesonida.

Si pese a la prevención aparece el mal de altura, se debe tratar con un día de reposo, antiinflamatorios no esteroideos para la cefalea y, cuando esta es grave, oxigenoterapia y dos dosis de acetazolamida de 250 miligramos en 8 horas o de 4 miligramos de dexametasona cada 6 horas.

Por último, en caso de confusiónataxia (falta de coordinación en los movimientos) o disnea (dificultad respiratoria) en reposo con hipotermia (pérdida de calor corporal) relativa, el descenso de la montaña el tratamiento deben iniciarse de manera inmediata.

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